Bodegas Castro Martín, es una empresa familiar dirigida por los descendientes directos de su fundador. La familia Martín-Serantes ha venido elaborando vinos albariños por generaciones. Aunque en sus inicios era a pequeña escala, surtía, principalmente, a sus amigos, familiares y algunos negocios locales.
Hace unos años, Domingo Martín, preocupado y frustrado por las diferencias en la calidad de, gran parte, de los vinos albariños locales, muchas de las cuales podrían haber sido atribuidas a las viejas técnicas que se utilizaban en aquella época; decide construir algo “a Little more state-of-the-art” (novedoso en términos técnicos para su época): Su nueva y grande bodega.
Construida en 1981, justo seis años antes de la creación de la Denominación de Origen Rías Baixas, fue la primera bodega, en la región, en estar enteramente equipada de tanques de acero inoxidable para la elaboración y almacenaje del vino. Lo que para aquella época parecía más bien una extravagancia innecesaria entre sus vecinos, no lo era según las modernas técnicas de elaboración de vinos. Estos tanques de acero inoxidable han sido mejorados con el paso de los años adaptándolos a las nuevas tecnologías, como lo es el perfecto control de temperatura con “camisas de frío”, (antiguamente el tanque se enfriaba por medio de una ducha de agua fría que se deslizaba por las paredes del tanque desde su cuello hasta la base); y el sistema de inertización por medio de gas nitrógeno, que optimiza el estado de conservación del vino almacenado en los tanques.
Domingo, además tuvo la visión de construir la bodega en tres niveles: el nivel superior, en dónde está la nave de recepción de la uva, el nivel intermedio, en el que se hallan las prensas, y el nivel inferior, que coincide con la nave de fermentación, la de conservación y la de embotellado de los vinos. Debido a esta construcción tan bien planificada, se pueden mover mostos y vinos por gravedad, minimizando la utilización de bombas; permitiendo que el procesamiento de la uva, el movimiento de los mostos y de los vinos sean realizados con el mejor cuidado posible.
La capacidad máxima de elaboración de la bodega está en 300.000 litros, pero entre las uvas de nuestros propios viñedos (11 hectáreas) y las uvas compradas a viticultores de la zona, nuestra producción promedio ronda entre los 150.000 y 200.000 litros, dependiendo de la cosecha.
La innovación en la elaboración de nuestros vinos ha sido y es una de nuestras prioridades fundamentales. Un ejemplo de ello es la utilización de tapones sintéticos de la más alta calidad en el mercado. Tras muchos años de investigación y pruebas realizadas, hemos comprobado que esta es la solución ideal para el estilo de nuestros vinos, pero sobre todo fundamental en el control de la evolución del vino (de una forma más predecible que con el corcho natural), ayudándonos a mantener la frescura y la vivacidad del albariño en el interior de la botella. Aún hoy, seguimos controlando muy de cerca el intercambio de oxígeno, que se produce desde el exterior al interior de la botella, debido a que en el tapón existe una mínima permeabilidad necesaria, siempre buscando la mejor manera de preservar la frescura y, consecuentemente, que el vino llegue a nuestros clientes en las condiciones más óptimas.
En los últimos años hemos llevado a cabo numerosas pruebas con algunos tapones sintéticos de la más alta calidad, siempre comparándolo con el taponado tradicional en corcho natural también de la más alta calidad. Aun obviando por un momento el problema del TCA (o desagradable “olor a corcho”), hemos comprobado que los tapones sintéticos son los ideales, porque claramente ralentizan la evolución de nuestros vinos, además de ayudar a capturar toda la frescura y la vivacidad del vino Albariño en la botella. En otras regiones vitivinícolas del mundo esto podría no ser una idea tan radical, pero en estos momentos seguimos siendo de los muy pocos en nuestro sector, en utilizar este tipo de taponado.